Dirigir o administrar una empresa no es una tarea fácil. Todo se puede complicar y hay que sumar las sorpresas constantes en este mar tan cambiante que es ser empresario.
Cuando no se alcanzan los objetivos esperados o no se sabe cómo hacer frente a los cambios, hay que actuar rápido y pensar en todas las opciones posibles de reestructuración que hay en una empresa. Una de ellas es el famoso concurso de acreedores, y si bien sabemos de antemano que resuena negativamente en la mayoría de oídos, puede ser la solución ante esa piedra que encuentras en tu camino para poder seguir adelante.
Si has llegado hasta aquí, seguro que estás pensando en esta posibilidad y quieres conocer sus pros y contras. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!
¡Sigue leyendo que desde INVERBAC te lo contamos!
Tabla de contenidos
¿Cuál es la finalidad de un concurso de acreedores?
Para entender cómo y cuándo acaba un concurso de acreedores, hay que entender los conceptos fundamentales de este proceso y saber para qué sirve y por qué se crea.
Esta figura está creada para salvar a las empresas de una situación de insolvencia. Esta situación puede acabar con la supervivencia de la empresa o con su liquidación.
Durante el proceso interviene y resuelve un juez del Tribunal Mercantil, por lo que es un trámite lento y con varias fases, en las que se inicia el proceso, se designa un Administrador del Concurso, se analiza y cuantifica la masa activa (bienes y derechos del deudor), la masa pasiva y se clasifican los créditos de los acreedores.
Factores que intervienen en la duración
La duración de un concurso de acreedores viene determinada por varios factores:
1.El tipo de concurso: voluntario o forzoso. Si es voluntario, como es el administrador el que lo solicita, pueden agilizarse los trámites facilitando, sobre todo, las primeras fases.
2. Si ha habido una fase de preconcurso en la que el administrador de la empresa ha entrado en la negociación previa antes de presentar la solicitud a los Tribunales, pueden avanzar bastante más rápido las fases de convenio y liquidación.
3. La carga de trabajo del Tribunal Mercantil en esos momentos.
4. El tipo de acreedores.
5. La finalidad del concurso que se prevé más factible: continuar con la actividad de la empresa o liquidar la empresa. La negociación de pagos y quitas con los acreedores para siempre alargará el proceso.
A nivel estadístico, más de un 90% de los concursos buscan su cierre y liquidación definitiva. En este caso es más breve y puede durar desde 1 o 2 meses.
6. La naturaleza de los activos o masa activa. Siempre que hay activos (bienes), hay que proceder a su venta para liquidar los créditos y esto puede alargar mucho el proceso. Un ejemplo puede ser la venta de maquinaria, otros inmovilizados materiales o incluso la venta de inmuebles.
En este caso, el proceso puede alargarse hasta más de 5 años.
7. Falta de activos. Este caso está regulado en el artículo 176 bis de la Ley Concursal y dispone que “ podrá acordarse la conclusión (del concurso) por insuficiencia de masa en el mismo auto de declaración de concurso cuando el juez aprecie de manera evidente que el patrimonio del concursado no será, presumiblemente suficiente, para la satisfacción de los previsibles créditos, contra la masa del procedimiento, ni es previsible el ejercicio de acción de reintegración, de impugnación o de responsabilidad de terceros.”
Esta situación se produce en empresas que no tienen activos a la hora de presentar el concurso. El Juzgado Mercantil dicta una resolución y pone fin al procedimiento judicial sin haber, ni siquiera, nombrado a un Administrador Concursal.
¿Cuánto dura cada fase?
Analicemos rápidamente cada fase para que, al entender su naturaleza, se pueda prever su duración o sus posibles complicaciones.
El procedimiento del concurso de acreedores voluntario se debe presentar ante los Juzgados de Mercantiles, y consta de 5 fases principales.
- Actos previos: se presenta el caso al juez y éste admite el trámite.
- Fase común: se nombra administrador concursal y éste elabora el informe concursal.
- Fase de convenio: se intenta conseguir una espera o una quita para pagar las deudas. Durante esta fase se busca conseguir una quita en las deudas (una reducción para que al menos se evite el impago total mediante un pago parcial de la misma). El acreedor renuncia a ella sin ningún derecho de reclamar en un futuro. Si finalmente se obtiene la quita, ésta no puede ser de más del 50% de la deuda y durante la negociación no pueden transcurrir más de 5 años. La espera consiste en un aplazamiento de la deuda.
Se pueden negociar ambas a la vez. Este proceso es muy complejo y delicado, por lo que suele ser el más largo hasta caer en las fases sucesivas.
- Fase de liquidación: si la fase de convenio no da resultados y no se obtienen ni quita ni espera, el siguiente paso es la fase de liquidación de la empresa y liquidación de los bienes concursales.
- Calificación: es la resolución definitiva del concurso y siempre es un juez quien la dictamina.
¿Cuándo termina un concurso de acreedores?
Después de repasar y entender cada fase del concurso de acreedores, podemos afirmar que termina cuando:
- Se satisfacen los créditos contra la masa del procedimiento. Es decir, finalmente el deudor hace frente a los créditos de los acreedores mediante la liquidación.
- Cuando se cumple el convenio. Acuerdos de quita y espera y los acreedores están de acuerdo.
- Cuando no hay bienes para satisfacer a los acreedores.
- La calificación del concurso concluye el proceso juzgando al administrador como culpable o inocente. En todo el proceso se analiza si el origen de la insolvencia viene de una mala gestión con o sin dolo (culpa). Es decir, se determina si el comportamiento es sin intención o inconsciente. O por el contrario, viene dado por una negligencia. En este caso hay una intención consciente que ha perjudicado a la solvencia o finanzas de la empresa.
¿Qué puede pasar después de un concurso de acreedores?
Al final del concurso de acreedores la deuda se considera liquidada o perdonada, pero puede haber casos en los que no se satisface la totalidad de los créditos de los acreedores, y el administrador de la empresa concursada debe responder con sus bienes patrimoniales personales.
También pueden haber sido embargados durante el concurso.
De la calificación del juez pueden derivarse otras acciones legales contra el administrador o terceros.
¡Sí, todo esto puede pasar!
Si no fuera suficientemente complicado y extenso en el tiempo, en el concurso de acreedores hay tantas posibilidades que la ley contempla aquellas situaciones en las que, a raíz de un concurso, se pueden exigir otras acciones legales o iniciarse procesos de oficio al detectarse daños, perjuicios u otros delitos que pueden ser de cualquier índole.
Y en algunos casos, aunque se haya liquidado la sociedad y concluido un concurso, puede reabrirse para seguir liquidando bienes de deudores a los acreedores.
Para finalizar, en este texto recogemos las principales casuísticas y las respuestas a las preguntas más demandadas al respecto. Para un asesoramiento profesional y exhaustivo, puedes ponerte en contacto con nosotros.
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